Cómo es el proceso de reciclaje del aluminio

El reciclaje de aluminio es un proceso muy valioso para ahorrar en recursos. Al reutilizar el metal, se evita el gasto que supone la fabricación de aluminio desde cero. Para reciclarlo, basta con fundir el aluminio y volver a darle forma, un procedimiento que cuesta mucho menos dinero y energía que el proceso original.

El proceso de fabricación del aluminio conlleva la electrólisis de la alúmina (Al2O3). Primero hay que extraerla de la mina de bauxita y después se debe refinar usando el proceso Bayer. Esto queda en nada al ser reciclado: el proceso de reciclaje del aluminio solo emplea un 5% de la energía que se consume en la producción del metal virgen. Por este motivo, la obtención de aluminio a partir de chatarra es algo que se empezó a hacer a principios del s.XX y se hizo con asiduidad durante la Segunda Guerra Mundial. Hasta finales de los años 60 era algo aislado, pero a partir de esa época, su auge obligó a que el reciclaje del metal fuese cada vez más común. Esto surgió, en gran parte, gracias a la popularización de las latas de refresco, un residuo muy común y fácilmente reciclable.

Pero el origen del aluminio no son solo las latas. Aviones, coches, bicicletas, botes, ordenadores, muebles, tuberías, cables y otros muchos productos contienen este material, que encaja muy bien en diversos ambientes por sus propiedades. Es ligero, pero resistente y conduce la electricidad. El aluminio es, además, un metal que no pierde propiedades cuando se funde para ser reutilizado, por lo que se puede volver a utilizar tantas veces como se quiera.

Cómo se reciclan las latas de refresco

Las latas de bebidas hechas de aluminio son uno de los residuos más comunes. Todos hemos reciclado este tipo de envase, que debe depositarse en el contenedor amarillo, y es una de las fuentes principales para conseguir aluminio reciclado. El proceso de reciclado de las latas es el siguiente:

  • Primero se separan de otros residuos, normalmente gracias a un imán gigante.
  • Después las latas se cortan en fragmentos más pequeños e iguales para facilitar el resto del proceso, al tiempo que se limpian estos fragmentos para eliminar todos los restos de lo que anteriormente contenían.
  • Los pequeños fragmentos se convierten después en grandes bloques para minimizar la oxidación a la hora de fundirlo. La superficie del aluminio se oxida instantáneamente cuando se expone al oxígeno, lo que obliga a buscar soluciones.
  • En el siguiente paso se funden los bloques en hornos que rondan los 750 grados centígrados.
  • Después, se retira la escoria y el hidrógeno disuelto y se desgasifica. El aluminio fundido disocia rápidamente el hidrógeno del vapor de agua y de los contaminantes hidrocarbonados.
  • El aluminio fundido puede moldearse en distintas formas finales como lingotes o barras.

Así se completa un proceso que puede incluir más pasos en función del producto final que se vaya a fabricar.

Ecoembes y el reciclaje de metal en 2018

En 2018, cada ciudadano depositó 15,7 kg de envases de plástico, latas y briks en el contenedor amarillo (un 12,3% más que en 2017) y 18,1 kg en el contenedor azul (+12,4% más que en 2017). Esto supuso un gran crecimiento, el más grande desde que se instaló el sistema de reciclaje actual.

Una total de 383.974 contenedores amarillos están distribuidos por toda la geografía española, donde se depositaron el 85,4% de los envases metálicos. Ese porcentaje ayuda a utilizar menos recursos tanto materiales como energéticos, ya que la producción de metales vírgenes es mucho menos sostenible que su reciclaje.

 

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